l héroe griego Aquiles, desconsolado e iracundo al ver el cádaver de suamado, descargó toda su furia contralos troyanos. Una herida en el talón precipitó su muerte y acabó consu condición de invulnerable guerrero.
EL HÉROE DE los pies alados no fue ajeno a las rencillas que causaron la guerra contra la impía Troya, ni a los avatares que sufrió entre retrasos y treguas. (...) Al nacer el príncipe, el oráculo predijo que llegaría a reinar en Tesalia siempre que se abstuviera de participar en una gran contienda, pues de lo contrario moriría en ella. Por ello se hallaba refugiado en la corte de Skiros, disfrazado de doncella, en el tiempo en que se reunió la federación de príncipes aqueos contra Troya, y le buscaban para llevarlo con ellos. Gracias a las mañas del artero Ulises, fue descubierto. Cuando los aqueos entraron en el palacio blandiendo sus espadas, todas las muchachas salieron huyendo menos una que les hizo frente. Supieron entonces que era Aquiles. Unido ya a la expedición y antes de llegar a Troya, Aquiles hirió al rey Télefo de Misia y con esta hazaña retrasó la guerra durante ocho años, pero fue un episodio en apariencia leve lo que provocó su cólera y acabó precipitando el desastroso final.
Después de la tregua, Patroclo, el amigo fiel de Aquiles, le pidió actuar en su lugar y portando sus legendarias armas apareció en el fragor del combate. Las filas troyanas se estremecieron cuando corrió la noticia de que el invencible, a quien su madre había bañado de niño en las aguas de la laguna Estigia haciéndole invulnerable, había regresado al campo de batalla.
Aquiles había dejado intervenir a su amado advirtiéndole que fuera prudente y regresara de inmediato una vez que hubiera puesto a los troyanos en fuga. Pero el amante quiso emular la gloria del héroe y continuó internándose entre los asustados enemigos hasta que el príncipe Héctor le hirió con una flecha y, tras perseguir su carro, le dio muerte cruel con su lanza.
Cuando llevaron ante Aquiles el cadáver de Patroclo, su dolor no tuvo límites. La cólera se transformó en abrasadora sed de venganza (...) y al instante lanzó su furia contra sus enemigos. Muchos fueron los héroes troyanos a los que mandó al Hades antes de que acabara el día. Entre ellos a su mismo matador, Héctor, el primogénito del rey de Troya cuyo cadáver unció a su carro para arrastrarlo ante las murallas y depositarlo, junto al de Patroclo, en el ara donde habría de rendirle los últimos honores. Cuando todos se fueron a dormir, Aquiles se quedó velando junto al amado. Pero al fin le rindió el sueño y fue entonces cuando se le apareció el alma del compañero ido, apremiándole para que quemara su cuerpo cuanto antes y así su espíritu pudiera llegar al Hades y esperarle allí. (...) Ante la pira, Aquiles vació cráteras de vino y ánforas de miel, cubrió el cadáver de aceite y añadió los caballos y los perros que Patroclo poseía, además de otros 1 2 troyanos que mató allí mismo con su espada, y suplicó a los vientos que soplara para que el resplandor de las llamas llegara hasta el Olimpo.
Toda la mañana duró el sagrado fuego purificador hasta que consumió el cuerpo adorado, quedando su cólera apaciguada. Diez años habían transcurrido desde el comienzo de la guerra y quedaban algunos más hasta que la astucia de los aqueos acabó con los troyanos. Aquiles, matador de Héctor, de Pentesilea, reina de las amazonas, y de tantos héroes troyanos, dejó de existir cuando fue herido en el talón que su madre no había sumergido en la laguna Estigia. Su cólera pereció con él, pero no la gloria que le unió para siempre a su fiel Patroclo.(Imagen, la ira ade Aquiles)
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