ntre la segunda mitad del siglo XV el primer tercio del XVI, la táctica y la estrategia de los ejércitos europeos sufren grandes transformaciones, que revolucionan la guerra. Al mismo tiempo que aumentan considerablemente sus efectivos, convierten a las armas de fuego su principal medio ofensivo. De esta manera, los cuerpos de caballería dejan de constituir el centro de la acción bélica, que pasa a manos de la infantería y sobre todo de la artillería. La batalla de Marigmano(13-14.9.1525) constituye un ejemplo típico de esta innovación. En la base de estas transformaciones aparecen los flamantes estados europeos capaces de concentrar en sus manos los enormes medios presupuestarios indispensables para el equipamiento y mantenimiento de los ejércitos modernos. A mediados del siglo XV aparece el cañón de bronce, un arma más liviana y manejable que el antiguo cañón de hierro forjado: la máquina gana en movilidad porque puede ser montada sobre cureñas provístas de ruedas. Los hermanos Bureau, organizadores de la artillería de Carlos VII, generalizan el empleo de balas de cañón fabricadas con metal y poco más tarde aparece el proyectil hueco relleno de pólvora. En la decisiva batalla de Pavía se utiliza el arcabuz, que se había desarrollado sobre el antiguo cañón de mano.
El creciente aumento de los efectivos que intervienen en la batalla hace que los ejércitos recurran cada vez con mayor frecuencia a los mercenarios reclutados sobre todo en Suiza y Alemania, los lansquenetes llegan a formar el grueso de los batallones de infantería.
El creciente aumento de los efectivos que intervienen en la batalla hace que los ejércitos recurran cada vez con mayor frecuencia a los mercenarios reclutados sobre todo en Suiza y Alemania, los lansquenetes llegan a formar el grueso de los batallones de infantería.
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