lunes, septiembre 18, 2006

LOS ASTILLEROS DE GUARNIZO

l Ayuntamiento de Astillero se constituye en 1793, al adquirir jurisdicción propia la Nueva Población del Astillero de Guarnizo, formada por el conjunto de trabajadores que vivían en las proximidades de la Planchada, lo que hoy día se conoce por el barrio de Churruca.
La Nueva Población del Astillero de Guarnizo se formó fundamentalmente con trabajadores del propio Astillero, que poblaron las proximidades donde se realizaba la construcción de los barcos. Aunque la actividad del Astillero de Guarnizo se remonta al siglo XVI, no se convierte en una Real Fábrica de Bajeles hasta comienzos del siglo XVIII, en el reinado de Felipe V; será con este primer monarca de la dinastía de los Borbones, cuando se centraliza y dirige la construcción de buques para la Real Armada desde la Corte, a través de la recién creada Secretaria de Marina, equivalente en la actualidad a un Ministerio de Marina.
Para organizar los astilleros cantábricos y la corta de maderas necesaria en la fábrica de los nuevos buques de la Real Armada, se envía a la Costa Cantábrica a Antonio Gaztañeta, con cargo de Superintendente de Fábricas y Plantíos en la Costa Cantábrica, quien decide centralizar el grueso de las construcciones en el Astillero de Guarnizo.
Por decisión de Antonio Gaztañeta se traslada el tradicional Astillero de Guarnizo desde las inmediaciones de Potrañés, donde se habían construido hasta entonces los galeones de los siglos XVI y XVII, hasta la Planchada. En el nuevo emplazamiento, frente a Pontejos, con dinero de Marina se comenzarán a construir las nuevas dependencias de la Real Fábrica de Bajeles de Guarnizo, de entre las que destaca la casa de la Real Hacienda que se ha conocido por el edificio del Colegio Cántabro, una ermita para los trabajadores del Astillero bajo la advocación de San José, junto con numerosos almacenes, ferrerías y herrerías necesarias para la construcción de buques.
En las inmediaciones de esta Real Fábrica de Bajeles que Marina construye en la Planchada los trabajadores empiezan a construir sus casas formando el actual barrio de Churruca y entonces Nueva Población del Astillero de Guarnizo, que irá aumentando de vecinos en proporción al número de barcos que se construyen, llegando a constituir a mediados del siglo XVIII en un grupo muy importante, cuando el nuevo responsable de las construcciones de los navíos es Fernández de Isla; en la actualidad este personaje tiene una calle en Astillero.
Isla consiguió el privilegio de poder gravar la venta de productos de primera necesidad en un mercado de abastos; es decir, recaudar impuestos. Con el dinero recaudado pagaba al maestro de primeras letras, al médico cirujano y la secretaria del Astillero; en cambio, el cura párroco de la ermita de San José se le pagaba con el impuesto adicional en el pasaje de la barca entre Astillero y Pontejos.
Estos privilegios conseguidos en la década de 1750 por Juan Fernández de Isla se mantuvieron vigentes hasta finales del siglo XVIII, cuando cesa la actividad constructora naval en Guarnizo y en ese momento cuando los vecinos de la Nueva Población del Astillero de Guarnizo se ven privados de su actividad fundamental de la Real Fábrica de Bajeles y deciden buscar nuevas actividades con las que poder sobrevivir en su localidad.
Una iniciativa que emprende la Nueva Población del Astillero de Guarnizo, es constituirse en ayuntamiento, justificando ser los depositarios de todos los servicios que tenían la antigua Real Fábrica de Bajeles como el privilegio de tener mercado, iglesia, médico -cirujano, maestro de primeras letras y edificios públicos de las antiguas instalaciones del Astillero.
Madrid concede el privilegio de constituirse en ayuntamiento a la Nueva Población del Astillero de Guarnizo, pero el Concejo de Guarnizo, perteneciente al Ayuntamiento de Camargo, protesta alegando que ellos son los depositarios de esos derechos. Finalmente en 1793 el Real y Supremo Consejo de Castilla resuelve a favor de la Nueva Población del Astillero de Guarnizo y permita la creación del Ayuntamiento Astillero de Guarnizo, grabando esta fecha en el frontis de La Fuentuca y comenzando la andadura de un nuevo Ayuntamiento en la Provincia de Santander.

Las estrecheces con las que comienza a gestionarse el nuevo Ayuntamiento Astillero de Guarnizo debieron ser grandes, por el reducido terreno y la poca actividad en la zona; para solventar el terreno del espacio, desde el Ayuntamiento se comenzó a solicitar insistentemente el terreno que no ocupaba la Marina y que los vecinos necesitaban para desarrollar sus talleres y ocupaciones. Estas reivindicaciones alcanzan sus frutos en 1834, cuando la Real Fábrica de Bajeles pasa de jurisdicción de Marina a propiedad del Consulado del Mar de Santander para ser gestionado por la Junta de Comercio, en virtud del siguiente decreto :
Con motivo de las varias competencias suscitadas entre el Ayuntamiento del Guarnizo y el Juez conservador de aquel Real Astillero en materia de jurisdicción, he llamado la atención de S.M. la Reina Gobernadora acerca de que teniendo allí la Marina una iglesia, terrenos, almacenes y otros edificios comprados por ella al Conde de Isla, después de concluidas sus contratas de gran número de buques de guerra que se construyeron en él, ningún beneficio reporta de talas propiedades produciendo solo altercados, que distraen la atención de esta superioridad con pretensiones infundadas por parte del Ayuntamiento. Enterada de todo S.M. y con el fin de evitar los inconvenientes que de esto resultan y deseando al mismo tiempo hacer útil aquel establecimiento se ha servido resolver después de oír al Consejo Real de España e Indias en Secciones reunidas de Marina y de lo Interior y con presencia de todos los antecedentes que se ceda en propiedad al Consulado de Santander cuanto en el Real Sitio del Astillero de Guarnizo pertenece a la Marina Real, almacenes, gradas, terrenos y edificios excepto los derechos jurisdiccionales y conservando la Marina además el derecho de construir o carenar algún buque, si alguna vez la conviniera en el expresado Astillero con el fin y destino que sirven al comercio de aquella ciudad de Arsenal y Astillero, por ser dicho puerto muy a propósito para ello por su inmediación a los montes y a las minas de hierro que son los objetos de mayor consumo en la construcción naval, además de otras ventajas que deben proporcionarse fijándose en él la construcción de buques se abandona el beneficio en los astilleros extranjeros.
Lo comunica el Señor Secretario del Despacho del Interior, 3 de Diciembre de 1834.
A partir de ese momento del que fuera Real Astillero de Guarnizo se comienzan a botar nuevo mercantes para la floreciente burguesía mercantil santanderina y de la situación del Astillero en esta época nos da buena cuenta Pascual Madoz en su célebre "Diccionario Geográfico -Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de Ultramar", realizado entre 1845-1850.
El Astillero de Guarnizo ofrece un interés que jamás debe perderse de vista. Tiene en su ría una dársena tranquila, exenta del Theredo navalis y de más de un millón de varas cuadradas de superficie; forman sus riberas una inclinación tan a propósito para botar los buques, que no necesita la mano del hombre emplear en ello trabajo alguno. Aún subsisten 5 gradas de construcción; y en una línea Sureste, Oeste y Noroeste de más de 250 varas de larga, se pueden hacer fácilmente hasta otras catorce o quince, todas para navíos de gran porte.
En las riberas de la derecha y de la izquierda de la ría se hallan sitios para formar a poca costa diques de carenar, en número de seis o siete; se puede asimismo dar de quilla en la misma ría a los buques de todo porte y sus regatas; sus playas y ensenadas dan casi formados por si solos diques para depósito de maderas, capaces de contener 1.000.000 de codos cúbicos; cercanos al mismo sitio se encuentran montes crecidísimos que pueden suministrar maderas para la construcción... el año 1840 se botó al mar la fragata mercante titulada la Nueva Luisa, de porte de 300 toneladas; en el de 1841 el bergantín Primavera y el primer vapor de fuerza de 20 caballos; en 1842 los cuatro gángiles que ha costeado la Junta de Comercio para conducir las arenas que se saquen cuando se limpie la bahía, y en 1843 el magnifico pontón o draga para realizar la limpia.

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