esde Porriño,dejamos la capilla de Las Angustias, que nos marcará el comienzo de esta etapa.La salida, es muy parecida a la que sufrimos a la entrada, recordándonos el infierno de la zona industrial, aunque sin parangón posible porque es mínima su presencia. La etapa está jalonada por la carretera 550, que en nunca la perdemos de vista y en muchas ocasiones hay que cruzarla.Dejamos la misma y cruzamos el rio Louro, que nos proporciona, el placer de disfrutar de los bosques que lo acompaña siendo realmente único, donde el aliso dominante se fusiona con salgueiros, freixos, abedules, sanguiños, parece como si la nauraleza nos premiase con tanta belleza para olvidarnos del cansancio que afloraba en algunos momentos, tonalidades que formaban un puzle , amarillo de los tojos, azaleas de diversos colores que nos alfombraban el camino a nuestro paso al deshojarse sus flores, como si se tratase de la mejor alfombra persa, nenúfares,iris, carrizos y cañas, espadañas, nos motivaban, pensado qué paisajes nos quedarían por ver y la tristeza de perder de vista a los ya sobrepasados.
Siguiendo nuestra ruta, nos adentramos en Santa Eulalia de Mos,donde se encuentran la iglesia de Santa Eulalia y el Palacio de los Marqueses de Mos,municipio que empezó a utilizar el título de villa desde el último tercio del siglo XVII, hasta principios del XIX. A mediados del siglo XIII, era conocida con el nombre de Molis.
Siguiendo nuestra ruta, nos adentramos en Santa Eulalia de Mos,donde se encuentran la iglesia de Santa Eulalia y el Palacio de los Marqueses de Mos,municipio que empezó a utilizar el título de villa desde el último tercio del siglo XVII, hasta principios del XIX. A mediados del siglo XIII, era conocida con el nombre de Molis.
Emprendemos la subida de la rúa dos Cabaleiros, donde podemos observar un cruceiro policromado de una belleza extraordinaria,no sé si existirá alguno más, pero me llamó la atención por sus tonalidades y de lo exótico que resulta al diferenciarse del resto de los cruceiros.
Pasamos frente a la capilla de Santiaguiño de Antas y nos dirigiremos a la meseta del Chan das Pipas lugar legendario donde un personaje llamado Chan se hizo famoso lanzando pipas (botas) de vino contra los Franceses desde lo alto.
A partir de este punto, seguimos el camino a lo largo de una fuerte bajada, encontrándonos de frente con el miliario de Vilar de Enfesta, columna cilindrica, que indicaba las distancias, en casi todos los casos mil pasos, es de granito, normalmente llevaban alguna inscripción dependiendo de la importancia de la calzada,en el caso que nos ocupa, parece ser que sí tenía datos de la calzada, pero los mismo fueron destrozados por los vecinos hasta hacerlos desaperecer, por desconocimiento del latín.Los miliarios fueron en ciertos lugares,objeto de prácticas superticiosas.
Un dato triste que si las asociaciones del Camino, y la sociedad en general, lo impide,será la destrucción de todo este entorno de Chan das Pipas,si el polígono de Arrufana, entre los municipios de Mos y Redondela, se lleva a cabo tal cual está proyectado, desvirtuará parte del camino de Santigo en este lugar privilegiado.
Al final de la cuesta, y en un pequeño caserio, aparece como por espejísmo, una taberna, sin dudar, los bordones descansaron en la primera esquina que nos pillaba a mano para despojarnos de los macutos y buscar con la vista a la persona encargada de deleitarnos con los productos del pais que aunque a veces desconocíamos su preparación e incluso sus nombres, necesitábamos independientemente de estos factores, llevarnos algo a la boca, pues incluso el milario que habíamos dedado atrás, se me antojaba como una cerveza de espumas blancas.Aquí, tomamos zorza,carne de lomo de cerdo aderezado con pimentón dulce y picante.
Una vez, repuestos de esta travesía, nos incorporamos a la N-550,a la altura del convento de Vilavella, en la actualidad ha sido restaurado y gestionado por una empresa que ofrece celebraciones, este convento de monjas que fue ocupado, en primer lugar por las religiosas justinianas, una vez concluida su construcción a mediados del siglo XVI.
Nos adentramos en Redondela, finalizando aquí la segunda etapa de este camino apasionante.
Nelson
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