jueves, julio 17, 2008

LA REALEZA, PREOCUPADA POR LA BUENA COCINA

no de los oficios internacionalmente apreciado, a lo largo de los siglos fue el de cocinero de la realeza.Y es que la realeza europea, debido sobretodo a los matrimonios con vástagos de casas reales de diversa procedencia, contribuyó grandemente a la difusión ya la mezcla de las tradiciones culinarias de las diversas naciones. No solo viajaban sus miembros, sino que también lo hacían sus cocineros, lo que permitió la acumulación de un saber culinario verdaderamente internacional. Durante el siglo XVIII y principios del XIX, estaba de moda a cocina francesa. Se hablaba ya por entonces de la «nueva cocina», más sofisticada y moderada en cuanto a la ingesta con respecto a siglos anteriores. Lo más prestigioso era disponer de un cocinero francés. Ello sucedió desde que el primer Borbón, Felipe V, accedió al trono de España. Los cambios no solo afectaron a los nuevos patrones políticos con los que gobernó y a la multitud de reformas estructurales, sino que también cambió la forma de comer de la propia corte. La nobleza, en consecuencia, terminaría imitando en muchos aspectos a la cocina que traía el nuevo rey. Así sucedía en la corte española, en la que un menú de un día cualquiera podía incluir: - una o dos sopas, pollo al estragón, hinojos con pavo, pollos panados y lomo de ternera a las finas hierbas; pavito asado al ajo, torta de pichones con higadillas, setas de olor, criadilla de tierra escabechadas y alcachofas. De postre,judías verdes guisadas, alcachofas y espinacas. Y pastelería variada para terminar.
(Referecia.-La corte de Carlos IV,editorial Espasa)