principios del siglo XX, un profesor de anatomía extranjero, cuyo nombre no fue revelado, hacía público en un sencillo procedimiento para calmar la sed a bordo. Decía que bastaba con sentarse en el borde de un bote o balsa, sumergiendo las piernas en el agua hasta las corvas durante varios minutos para que al momento se calme la sed, pues la piel sirve de filtro, introduciéndose el cristalino líquido en el interior del organismo por adosmosia(sic),completamente desprovisto de las materias salinas que tiene el agua en suspensión.
En fin, estas experiencias son aconsejable practicarlas a pie de playa y no correr la aventura de poner en práctica estos fundamentos, por si la adosmosia, no funciona.
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