odesto Lafuente reproduce en su Historia General de España una conocida e infundada leyenda, según la cual el anciano padre del Cid languidecía de humillación y pena a causa de la afrenta que le había inferido el conde de Gormaz. “Rodrigo, salió a desafiar al conde, le mató, le cortó la cabeza, y colgándola de la silla de su caballo fue a presentársela a su padre, en ocasión que este se hallaba sentado a la mesa sin tocar los manjares que delante tenía. Entonces el hijo llamó la atención del padre hacia aquel sangriento trofeo, y le dijo: ‘mirad la yerba que os ha de volver el apetito: la lengua que os insultó ya no hace oficio de lengua, ni la mano que os afrentó hace el oficio de mano’. (...)“
Lo singular fue que la hija del conde, enamorada del Cid, se presentó en la corte de León, y puesta en hinojos ante el rey le pidió por esposo a Rodrigo, poniéndole en la alternativa o de concederle su mano o de quitarle la vida. Otorgada tan extraña merced, y obtenida la mano de Rodrigo, este la llevó a su casa, pero hizo voto de no conocerla hasta haber ganado cinco batallas campales. Dióse entonces a correr por las tierras comarcanas de los moros, e hizo en efecto cautivos cinco reyes mahometanos”.
1 comentario:
Nelson, tu tienes hechas ya más de 5 batallas campales y navales, puedes conocerme ya jajajajaja.
Un beso.
Zinthia
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