a desde tiempo inmemorial, el vino ha supuesto para nuestro país y aún cuando este se estaba formando como nación, un elemento que significó un empuje económico sin precedente, sin tener en cuenta, lo que culturalmente ha podido aportar.
Desde 1348, aquella sociedad era consciente de la importancia de los caldos que se producían , hasta el punto de que se tomaron medidas jurídicas, las cortes de Alcalá de este año aprobaron otras disposiciones de tipo económico. Una de ellas consistió en proteger los vinos castellanos e impedir la importación de caldos extranjeros. Este será el siglo del auge de los viñedos . Ya desde principio de la alta edad media, tanto en la España cristiana como en la musulmana (pese a las prohibiciones de índole religiosa), se había asociado la viña a otros cultivos, en un contrato entre el señor y el labriego que plantaba cepas en sus tierras, a través de unas condiciones de plantación que, menos en Cataluña, constituyeron la conocida rabassa morta. Tanto la zona de La Rioja como la llamada Tierra del Vino (Zamora, Toro), y Aranda de Duero, eran grandes productoras de vinos.
El renacer de las ciudades y el auge de la economía de cambio convirtió el vino en un preciado objeto de comercio, que se llevaba a vender a las villas desde los campos cercanos. Tanto el Fuero Real como las Partidas regulan minuciosamente el tráfico de los vinos.
LLegados a este punto, sería un tremendo error, no protegr algo que nos pertenece mucho antes de que tuviésemos la conciencia de país. El vino es una seña de identidad, ha pasado por todas las vicisitudes y el compañero infatigable de los aciertos y desdichas de nuestra nación.
La presencia y cultivo de la vid, está documentada desde la antigüedad, con la presencia de los romanos (siglo III antes de Cristo) implantandose la vid de forma estable, aunque ya los pueblos prerromanos de la comarca (vacceos y arévacos), cultivaban los viñedos.
Es por tanto, algo que va de forma intrinseca a nuestra filosofía de vida, a nuestro carácter, en definitiva, forma parte de un todo, que sin él, dejaríamos de ser y de entender de donde venimos y hacia donde vamos.
NELSON
3 comentarios:
Buen tema, amigo Nelson, y más aún para alguien nacido entre cepas jerezanas, y que gusta de un buen escanciado.
El vino ha tenido un papel importantísimo en las culturas mediterráneas.
En el comercio de los fenicios, tenía tanta importancia como los metales preciosos, la púrpura, o la joyería.
Pero es en la época romana donde el vino alcanza la categoría de bebida de consumo habitual, y la práctica de beber en comunidad, creaba unas obligaciones sociales y la adquisición de honor.
Para la cultura griega, el vino debía beberse en un marco adecuado, el simposium, que reunía a los privilegiados, separándolos en la sala de banquetes del resto de convidados que no participaban. La copa se desplazaba en sentido vertical y horizontal, elevándose hacia los dioses y circulando entre los hombres.
El tratamiento conveniente del vino consistía en añadirle agua, lo que confería al acto un carácter civilizador; "el vino puro producía la locura, como les ocurrió a los centauros que, embriagados por beber vino puro atacaron a los lapitas para arrebatarles a sus mujeres".
El ritual de la mezcla garantizaba una mayor duración del festejo, y las proporciones variaban en función del momento del acto y de la importancia de los participantes.
Las preferencias bebedoras de griegos y romanos, claramente centradas en el vino, consumido de acuerdo a precisas normas, con un determinado orden y ceremonial, en estancias adecuadas y con un mobiliario preciso, hacen que su visión de lo que bebe el "otro" quede ampliamente marcada por sus prejuicios culturales.
El consumo del vino en estado puro o sin diluir, estaba considerado como un acto reservado a los bárbaros o a los que se comportan como ellos, o a los locos, que enloquecían por esa causa, o a los malvados.
El vino, en resumen, alcanza una importante función dentro de los modos culturales y civilizadores en la Iberia romana. Cierto es que Dionisos y Baco, responsables de convertir el mosto en vino, no dispensan sus dones a todos; solo lo hacen a aquellos que, en cierto modo, lo merecen.(Plinio). JCC.
Saludos, zinthia.
El post de Nelson me ha parecido muy bueno, pero Zinthia, tu le has superado.Interesantísimo.
Saludos cordiales, ya que aqui no se puede brindar
Que barbaridad. Esta Flor hace a todo. Yo no sé como os da tiempo a saber de todo. Lo mismo da un médico hebreo, que el reino de Navarra que el buen vino. Tendré que dejar de jugar con mi nintendo para poderos seguir.
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