ecuerdo cuando en la escuela nos enseñaban geografía y se repetía una y mil veces los límites de España, todos cantábamos al unísono una cancioncilla que nos facilitaba el aprendizaje y la memorización de las fronteras y de los accidentes característicos que definían de forma exhaustiva, el territorio que formaba una nación.
Esto, ya pertenece al pasado, ya no es necesario, porque no tenemos muy claro que es en la actualidad España, introducir a modo de canto el puzle de las autonomías, así como las comunidades históricas y las realidades en otras, sería una labor ardua para cualquier orfeón por muy prestigioso que fuese.
Pero, si le echamos imaginación y a pesar de estos inconvenientes, podríamos sintetizar, unos límites en función de la convulsión que sufre nuestro país y que son difíciles de olvidar sin necesidad de cancioncilla.
En la actualidad, España, limita al norte, con la barbarie, con un grupúsculo de fanáticos con pistolón al cinto que amedrenta a todo un país y que recibe para más INRI, el beneplácito de un gobierno incapaz de doblegarlos y cediendo a sus chantajes de forma escandalosa, complicándonos más una si cabe, los límites hacia el norte, porque casi con toda seguridad Navarra, dejará de serlo y se convertirá en parte de Euskalerria.
El síndrome de Nerón, aflora en los gobernantes que ve cómo las calles, el inmobiliario urbano, los cajeros de los bancos arden mientras se toca el arpa de la pasividad.
Al este, limita con un nacionalismo que toma al resto de España como un protectorado para colocar sus productos, pero, que difícilmente, el resto de las comunidades de España, podría establecer allí sus empresas, porque es necesario conocer un idioma minoritario bajo amenaza de sanciones que harían difícil su supervivencia.
Al oeste, limita con una comunidad en donde sus dirigentes, se jactan de progres, al publicar un texto que inserta fotografías de lo más soez que convulsiona al colectivo católico y al que no lo es, atacan a la línea de flotación de creencias, tradiciones y el sentir de los pilares de la formación de un país y porque no decirlo de Europa, porque no se entiende la actual Unión Europea sin el catolicismo.
Al sur, limita con la pobreza, con los planes de desarrollo de la autonomía, pero que sólo ha quedado en propaganda a todo color y que tan sólo ha brillado la calidad del papel. También al sur, la corrupción, el estandarte del turismo que supuso Marbella, ha quedado como mero banderín de enganche, deshilachado por la avaricia, por el escándalo.
Somos los primeros receptores de inmigrantes, sin saber muy bien que hacen aquí, pues ni los propios andaluces sabemos cual es nuestro futuro, aunque tenemos serias dudas si a raíz de ciertas alianzas civilizadas, tendremos que cambiar los astilleros, por la fabricación mucho más modesta de pateras y cruzar el estrecho para reencontrarnos con nuestros ancestros.
Ahora sabemos, que pertenecemos a otros mundos, volvemos a nuestra realidad, porque Al-Andalus es nuestro sino, en nada podemos compartir sueños, proyectos con las sociedades más avanzadas, porque nuestros orígenes son islámicos. El progresismo llega hasta límites insospechados, y de nuestros labios debe salir el perdón de la reconquista y de haber cometido el error de ser una nación con proyección internacional( la proyección de la época 1492).
Mi única esperanza aunque cada vez más mermada, es que España sea tan fuerte que sepa soportar hasta a los dirigentes más nefastos.
NELSON
Esto, ya pertenece al pasado, ya no es necesario, porque no tenemos muy claro que es en la actualidad España, introducir a modo de canto el puzle de las autonomías, así como las comunidades históricas y las realidades en otras, sería una labor ardua para cualquier orfeón por muy prestigioso que fuese.
Pero, si le echamos imaginación y a pesar de estos inconvenientes, podríamos sintetizar, unos límites en función de la convulsión que sufre nuestro país y que son difíciles de olvidar sin necesidad de cancioncilla.
En la actualidad, España, limita al norte, con la barbarie, con un grupúsculo de fanáticos con pistolón al cinto que amedrenta a todo un país y que recibe para más INRI, el beneplácito de un gobierno incapaz de doblegarlos y cediendo a sus chantajes de forma escandalosa, complicándonos más una si cabe, los límites hacia el norte, porque casi con toda seguridad Navarra, dejará de serlo y se convertirá en parte de Euskalerria.
El síndrome de Nerón, aflora en los gobernantes que ve cómo las calles, el inmobiliario urbano, los cajeros de los bancos arden mientras se toca el arpa de la pasividad.
Al este, limita con un nacionalismo que toma al resto de España como un protectorado para colocar sus productos, pero, que difícilmente, el resto de las comunidades de España, podría establecer allí sus empresas, porque es necesario conocer un idioma minoritario bajo amenaza de sanciones que harían difícil su supervivencia.
Al oeste, limita con una comunidad en donde sus dirigentes, se jactan de progres, al publicar un texto que inserta fotografías de lo más soez que convulsiona al colectivo católico y al que no lo es, atacan a la línea de flotación de creencias, tradiciones y el sentir de los pilares de la formación de un país y porque no decirlo de Europa, porque no se entiende la actual Unión Europea sin el catolicismo.
Al sur, limita con la pobreza, con los planes de desarrollo de la autonomía, pero que sólo ha quedado en propaganda a todo color y que tan sólo ha brillado la calidad del papel. También al sur, la corrupción, el estandarte del turismo que supuso Marbella, ha quedado como mero banderín de enganche, deshilachado por la avaricia, por el escándalo.
Somos los primeros receptores de inmigrantes, sin saber muy bien que hacen aquí, pues ni los propios andaluces sabemos cual es nuestro futuro, aunque tenemos serias dudas si a raíz de ciertas alianzas civilizadas, tendremos que cambiar los astilleros, por la fabricación mucho más modesta de pateras y cruzar el estrecho para reencontrarnos con nuestros ancestros.
Ahora sabemos, que pertenecemos a otros mundos, volvemos a nuestra realidad, porque Al-Andalus es nuestro sino, en nada podemos compartir sueños, proyectos con las sociedades más avanzadas, porque nuestros orígenes son islámicos. El progresismo llega hasta límites insospechados, y de nuestros labios debe salir el perdón de la reconquista y de haber cometido el error de ser una nación con proyección internacional( la proyección de la época 1492).
Mi única esperanza aunque cada vez más mermada, es que España sea tan fuerte que sepa soportar hasta a los dirigentes más nefastos.
NELSON
5 comentarios:
Muy interesante la reflexión.... y sí, a veces las cantinelas tan denostadas de aquellos tiempos escolares, desembocaron en aprendizajes, cuanto menos, inolvidables... No quiero decir con esto que cualquier tiempo pasado sea mejor... pero sí que, de cualquier época, podemos extraer las mejores experiencias.
Saludos.
zinthia
Zinthia, si cuando acabas el comentario, le das en elegir identidad a "otros"y en nombre de usuario pones Zinthia,ya no aparecerás como anónimo, sino con tu nombre o pseudónimo, o sea ZINTHIA.
Me encanta la gente nueva por esta bitácora ya empezaba a oler.Serás un aire fresco.
un caluroso saludo.
Gracias por tus palabras, Enma. Se nota que soy novata en estas lides informáticas, haré lo que me dices.
Mis saludos para ti.
zinthia
Zinthia, el pais tiene que avanzar,pero no hacerlo hasta extremos en que se anulen las virtudes y valores de una sociedad.La democracia tiene que ser conpatible con unos principios.
No podría estar más de acuerdo con los nuevos límites geográficos propuestos.
Desde luego es incomprensible tanta controversia entre nacionalistas y centralistas, cuando en realidad están todos completamente de acuerdo: los primeros no se sienten españoles y los segundos no los quieren en España, como queda patente en el blog, en el cual se considera España solamente a ese centro peninsular y mesetario, heredero de las supuestas virtudes de los tiempos pasados, que pasan la vida mirando haacia un pasado en el que se supone que éramos una potencia, pero se olvidan de que es una época negra de la historia, que 500 años máas tarde todavía se recuerda nuestra crueldad. ¿Ese es el pasado que añoramos ?Eso queremos ser? Yo desde luego no. Es triste comprobar que en pleno s.XXI pervive esta idea de un país medieval.
Lo que menos entiendo de todo es ese esfuerzo por obligar a los demás a que sientan lo que no son, y ese rasgarse las vestiduras cuando alguien manifiesta un sentimiento diferente, cuando después sois los primeros en considerar a las otras culturas como iferiores y no querer considerarlas como propias, o por lo menos ser capaces de tolerarlas.
Si vosotros mismos considerais a Euskadi, Catalunya, Galiza y Andalucía como países estranjeros no deis la lata con lo de la división de España y todas esas chorradas, porque la gente ya está un poquito harta. Total estamos de acuerdo, nosotros tampoco queremos pertenecer a ese país que pretendeis construír, así que todos contentos.
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