onaparte planificaba meticulosamente las operaciones militares y, para ello, necesitaba disponer de una cartografía lo más detallada posible. Originalmente, disponía de buenos mapas de España, Portugal, Francia, los Paises Bajos, Prusia, Sajonia, Austria y Rusia, pero su escala era demasiado grande.
Con el fin de disponer de una cartografía más detallada, Bonaparte ordenó a sus ingenieros ejecutar importantes trabajos y procuró obtener todos los mapas producidos en el extranjero. Gracias a sus directrices, Bacler d´Alba dibujó el primer mapa del conjunto de la península itálica, en el que unificó las numerosas cartas locales existentes. En vísperas de la campaña de Rusia, se imprimió el primer mapa completo del territorio ruso en dos versiones, una a escala 1:300.000 y otra a escala 1:500.000. La primera ocupaba veinticinco hojas y la segunda tres. La Grande Armée recibió quinientas copias, algo impensable en los restantes ejércityos de la época.
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