urante los meses de Julio y Agosto de 1921, el Ejército Español, sufrió un desastre de proporciones gigantescas, alrededor de 15.000 hombres perdieron la vida en los sucesos acaecidos en la Zona oriental del Protectorado de Marruecos, estos hechos se conocen con el nombre del desastre de Annual, una de las páginas más tristes y deprimentes de la historia militar española.
En diciembre de 1912 se crea la Comandancia General de Melilla, a cuyo frente estuvieron sucesivamente los Generales Gómez Jordana y Aizpuru. Por Real Decreto del 30 de enero de 1920 se nombra al General de División, don Manuel Fernández Silvestre para el mando de la Comandancia melillense, cesando en la de Ceuta en la que desempeñaba igual cometido.
El General Fernández Silvestre, procedía del Arma de Caballería, militar de probado valor en la guerra de Cuba y brillante historial y experiencia en la guerra de Africa, había sido ayudante de Campo de SM el Rey Alfonso XIII.
Su nombramiento despertó gran curiosidad en la opinión pública y en el propio Ejército. El 14 de febrero el General se hizo cargo del mando, recibiendo el día 22 la visita del Alto Comisario el General Berenguer, esta visita dió paso a todo tipo de rumores y especulaciones, todos ellos con un denominador común; la conquista de Alhucemas, una bahía cuyo nombre era un imán para el General Silvestre, atracción que habría de acarrearle la muerte y la destrucción en horrorosas circunstancias de la práctica totalidad de las fuerzas bajo su mando.
El 11 de Marzo, el General Silvestre se traslada a Madrid para exponer al Gobierno sus planes. Consistían en el aislamiento la cabila de Beni Urriaguel. Para ello se marcharía por el llano de Metalza hacia Tafersit, se reducirá la cabila de Beni Ulixek, aislando a la de Beni Said, obligándola a la rendición.
En una segunda fase se trataría de ocupar la margen derecha del río Nekor para pasar seguidamente a la playa de Alhucenas.
La correspondencia e instrucciones cursadas para la aprobación y puesta en práctica del plan entre el Alto Comisario el Ministro del Estado, y el General Silvestre reflejaban optimismo y una cierta cautela, ante la extensión de las operaciones.
El Gobierno, confiaba plenamente en la resolución y arrojo del General Silvestre que obtenía así la dirección estratégica de una campaña que nacía con una descoordinación entre ambas zonas del Protectorado cuando menos peligrosa.
Asimismo era notable la falta de una conducción estratégica única para todo el Teatro de la guerra, cada zona actuaba independientemente y sin recibir desde el Ministerio de la guerra las necesarias directrices. El General Silvestre parecía el hombre adecuado para poner fin a una guerra impopular y políticamente muy costosa, y en el se depositó una enorme confianza dándosele gran libertad de acción.
Poco a poco el frente fue extendiéndose, produciéndose un alargamiento muy peligroso de las vías de comunicaciones sin consolidar éstas, se ocupó lentamente y sin grandes bajas; Dar Drius, el 15 de Mayo, y Tafersit a finales de Agosto.
Ya en el año 1921, se desembarca el 12 de Enero en Sidi el Hasain, estableciéndose la posición de Afrau, participa en dicha acción el cañonero Lauria, a bordo del cual iba el Comandante General dirigiendo la operación.
El 15 de Enero se ocupa el punto que habría de dar nombre a todos los sucesos posteriores Annual.
Nada parecía detener al general, algunos de sus subordinados comenzaban a inquietarse, eran visibles ya las manifiestas muestras de hostilidad de los rifeños, la inmensa superficie ocupada sólo era cubierta por posiciones aisladas, alejadas entre si, no existían carreteras, la logística era un auténtico desastre, pero las prudentes advertencias de algunos, nada cambiaron.
El 12 de Marzo se conquistó Sidri-Dris en la desembocadura del río Amekran. En aquella primavera del año 1921, comienzan a llegar noticias sobre el trabajo que un hombre oscuro y meticuloso llevaba a cabo entre la cabila más reacia a la sumisión: Beni Urriaguel, cerca de Axdir, su padre curiosamente era un pensionista del Gobierno Español, es decir un notable cuya amistad y ayuda nos granjeábamos por dinero. Su hermano estudió, ingeniero de minas en Madrid y el marchó a Fez donde se graduó en derecho musulmán. En 1909 aparece en Melilla, siendo apreciado por los españoles, ocupaba el puesto de juez, en cuestiones procesales para indígenas, más tarde llegó a ser Kadí Kodát (juez de jueces) cargo supremo en dicha jurisdicción. Llegó a ser redactor fijo del Telegrama del Rif, compartiendo ambos trabajos con clases de árabe y sus trabajos en la oficina de asuntos indígenas. Partidario de la causa alemana, en la primera guerra mundial, a petición de los franceses, fue encarcelado en el fuerte de Rostrogordo. Intentó la fuga rompiéndose una pierna y su negativa a ser curado, le produjo una leve cojera de por vida. Estos hechos alimentaron el odio hacia los españoles. En 1919 abandona Melilla y combinando hábilmente su gran preparación con la eliminación de otros cabecillas se convierte en jefe absoluto de la harca rifeña, extendiendo lentamente la insurrección a otros cabilas.
Desde Annual sale el 1 de Junio, una columna para conquistar el Monte Abarrán. Al igual que muchas otras posiciones, se ocupó a petición de algunos jefes rifeños supuestamente leales, temerosos de las represalias de los cabilas aún no sometidas. Esta sumisión de la táctica a la política local tendría después nefastas consecuencias. En Abarrán quedaron una compañía de Regulares, una cía de policía, una batería de Montaña y una estación óptica.
A las trece horas del mismo día era atacada la posición y ocupada por el enemigo, la deserción en masa de las tropas indígenas ocasionó este desgraciado hecho que provocó sorpresa en la opinión pública y gran irritación al General Silvestre. El Capitán Salafranca y el Teniente Flomesta, fueron condecorados a título póstumo con la Cruz Laureada de San Fernando, por la heroica defensa de Abarrán.
El General Berenguer en su libro "Campañas del Rif y Yebala" 1921-1922 (pág 34) dice: "lo de Abarrán fue una sorpresa, un exceso de confianza, pero no indicio de lo ocurrido después, que dependió más que del enemigo, de errores locales, de táctica de apreciación cometidos por el Mando".
El enemigo empezó a pensar que había llegado su hora, la hora de demostrar el viejo lema de que toda operación tácticamente deseable debe ser logísticamente posible. Nuestras grandes debilidades eran claro está, fundamentalmente logísticas, tanto de personal como de material. La tropa española, carecía de instrucción y su moral era muy baja.
La impopularidad que provocaban las bajas sufridas en la guerra de Africa, hacia que nuestros soldados se mantuviesen apartados del frente, el peso de la lucha recaía sobre las tropas indígenas; regulares y policiía. La extracción social de los soldados era muy baja, un sistema de reclutamiento injusto y clasista permitía comprar con dinero las denominadas cuotas que permitían elegir destino y no ir destinado a Marruecos. Los soldados carecían de instrucción, algunos no habían disparado apenas, y su frágil moral disminuía con la fragmentación de las unidades y el terrible calor.
La situación del material era igual de mala, o incluso peor, apenas había camiones, en toda la Comandancia de Melilla existían tres ambulancias, el armamento era anticuado y en pésimo estado, no se disponía de aljibes, todo el peso del transporte recaía en animales. Todos estos graves defectos sólo brevemente apuntados, unidos a un terreno muy abrupto, sin carreteras ni caminos, combinados con un enemigo duro y correoso, acostumbrado al clima y motivado por un carácter aguerrido y la promesa del botín y la venganza, se combinaron para destrozar literalmente a las tropas españolas.
El siguiente acto de la tragedia comienza el 2 de Junio, con el ataque a Sidi Dris, en donde sus defensores al mando del Comandante Benitez resisten heróicamente un ataque de 26 horas. La dotación del cañonero Laya cooperó a esta defensa, desembarcando para reforzar la posición el Alférez de Navío Pérez Guzman, con un suboficial artillero y catorce marineros con dos ametralladoras.
El revés sufrido ante Sidi-Dris hizo a los rifeños más prudentes. El 7 de Junio se ocupa Igueriben. Esta posición presentaba un gran inconveniente: la falta de agua. Su debilidad táctica se acentuó con un error grave, no se ocupó una loma próxima que le dominaba, la loma de Sidi Dorahin o de los árboles. Aunque dominada por el fuego de la Artillería, excusa dada para no ocuparla, se trataba de un punto crítico, si los rifeños se establecían allí dominarían Igueriben, hostilizando la ayuda entre Annual y esta posición y amenazando la propia posición principal de las tropas españolas en Annual.
El 17 de Julio comenzó la ofensiva de Abd el Krim, con fuerte presión sobre Igueriben, utilizando los cañones capturados en Abarrán. El mismo 17 todavía llega un convoy a Igueriben, destacándose en la protección del mismo el Capitán de Caballería Cebollino Von Lindeman, obteniendo la Cruz Laureada de San Fernando.
Sorprendentemente el General Sivestre, aún, no era consciente del peligro extremo a que se enfrentaba. El 18 en telegrama al Alto Comisario solicita autorización para castigar duramente las intentonas de la harca.
El 18 aumentó la presión enemiga, el 19 la columna de socorro con la imprescindible ayuda es rechazada. Igueriben queda aislada, las tentativas posteriores fracasarán igualmente.
El día 21 sucumbe Igueriben, resultando muertos o desaparecidos todos los oficiales, excepto uno, que herido fue hecho prisionero y liberado 18 meses después, y 211 de Tropa de un total de 247. El Comandante Benitez por su destacadísima y singular actuación fue condecorado a título póstumo con la cruz laureada de San Fernando.
El General Silvestre fue testigo presencial de la caída de Igueriben desde el parapeto de Annual, a donde había llegado en la mañana del 21 de Julio. El nerviosismo iba en aumento, se realizaron urgentes peticiones para que la Escuadra bombardease posiciones enemigas en la costa y para que se enviasen refuerzos. Pronto se descubrió con horror que no había posibles refuerzos, el General Silvestre había adelantado todas sus fuerzas, imprudencia cuyas consecuencias resultarían trágicas muy pronto.
Desde el alba del día 22 Annual comienza a ser hostilizado. Se celebran dos consejos de guerra para decidir ante el dilema; resistir en Annual o evacuar la posición.
Aunque inicialmente se decidió resistir, al final se decidió la evacuación. Una retirada bajo presión, es posiblemente la más difícil maniobra táctica, y requiere una enorme disciplina, sacrificio, serenidad y un mando firme y decidido.
La evacuación comenzó en un impresionante desorden, el pánico se apoderó de la tropa y dió lugar a una huida generalizada.
Dicha evacuación según se cita en el expediente gubernativo que en calidad de juez elaboró el General Picaso sobre los sucesos ocurridos en la Comandancia General de Melilla en Julio de 1921: no obedecía al método de reglas elementales de toda retirada.
La ausencia de órdenes llevó al pánico, el pánico a la huida, y ésta al exterminio. Pocas unidades conservarán la cohesión, entre todas merece destacarse el heróico arrojo y valentía del Regimiento de Alcántara, cargando una y otra vez para defender la columna, resultando aniquilado dicho Regimiento, a su mando un hombre ejemplar, el Teniente Coronel de Caballería Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, que obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando por esta acción.
En Dar Drius se recogieron los restos desbaratados de Annual y otras posiciones que se sumaban a la columna, allí terminó el General Navarro segundo protagonista de esta tragedia. Poco se sabe de la muerte del General Fernández Silvestre, permaneció en Annual deambulando en medio del caos, donde murió, hecho confirmado por su propio hijo, teniente de la policía indígena al General Navarro. De Dar-Drius a Batel y de aquí a Monte Arruit la retirada continuó, en medio de una espantosa carnicería. Las noticias del desastre, llevaron a la insurrección general a los cabilas existentes entre Annual y Monte Arruit.
El 29 de Julio llega la columna a Monte Arruit, un total de 3.017 hombres, quedando inmediatamente sitiado por numerosas fuerzas rifeñas. Por su destacada actuación en dicha retirada se concedió la laureada de San Fernando a título póstumo al Capitán de Ingenieros Felix Arenas Gaspas.
El día 30 es herido el abnegado Teniente Coronel Primo de Rivera, que murió cinco días más tarde.
El 9 de Agosto extenuada la fuerza y tras una heróica resistencia, tras ser autorizado por el Alto Mando, capituló Monte Arruit. Ignorando lo pactado, los rifeños asesinaron, sistemática y salvajemente a todos los defensores, salvo el General Navarro y algunos oficiales.
Cuando meses más tarde fue liberado de nuevo Monte Arruit se procedió según telegrama del General Cabanellas al enterramiento de 2.604 cadáveres.
Todas las posiciones restantes sucumbieron, aunque la mayoría con fuerte resistencia. Se intentó salvar a las guarniciones de Sidi-Dris y Afrau por mar.
En Sidi-Dris encontró heróica muerte el Alférez de Navío Lazaga. Ambas posiciones cayeron, algunos hombres consiguieron llegar a los botes que enviaron el crucero Princesa de Asturias, y los cañoneros Lauria y Laya. El Comandante Velázquez en Sidi-Dris y el soldado Mariano García Martín en Afrau, recibieron a título póstumo la Cruz Laureada de San Fernando. También se inició el juicio contradictorio para la concesión de la máxima condecoración al citado Alférez de Navío Lazaga.
Cayó Nadar, cayó Zeluan, todo el campo exterior quedó a merced del enemigo, numerosos actos de heroísmo quedaron desconocidos, otros recibieron su justa recompensa, dos nuevas Laureadas se otorgaron en estos hechos, Capitán de Infantería Enrique Amador Arias y un soldado de la Aviación Militar Francisco
Martínez Puche, ambas a título póstumo.
Melilla quedó indefensa, se salvó trayendo refuerzos de Ceuta.
La magnitud del Desastre, conmocionó a toda España. La opinión pública quedó consternada y el Gobierno hundido. ¿Cómo pudo pasar?. No resulta sencillo de explicar, pero sin duda la clave fue el derrumbe moral. Las grandes batallas de la historia militar, que acabaron en grandes matanzas, hasta la aparición de las armas de destrucción masiva siempre han sido fruto del colapso moral, del pánico y de la huída. Annual permanecerá siempre en nuestra historia militar como el símbolo hiriente de todos nuestros males: la falta de previsión, la falta de organización, la falta de liderazgo, y una arrogancia temeraria, ocasionarán la quiebra moral de nuestras fuerzas. En definitiva, un episodio triste, pero que jamás debemos olvidar, ya que: "aquellos que olvidan la historia están condenados a repetirla
En diciembre de 1912 se crea la Comandancia General de Melilla, a cuyo frente estuvieron sucesivamente los Generales Gómez Jordana y Aizpuru. Por Real Decreto del 30 de enero de 1920 se nombra al General de División, don Manuel Fernández Silvestre para el mando de la Comandancia melillense, cesando en la de Ceuta en la que desempeñaba igual cometido.
El General Fernández Silvestre, procedía del Arma de Caballería, militar de probado valor en la guerra de Cuba y brillante historial y experiencia en la guerra de Africa, había sido ayudante de Campo de SM el Rey Alfonso XIII.
Su nombramiento despertó gran curiosidad en la opinión pública y en el propio Ejército. El 14 de febrero el General se hizo cargo del mando, recibiendo el día 22 la visita del Alto Comisario el General Berenguer, esta visita dió paso a todo tipo de rumores y especulaciones, todos ellos con un denominador común; la conquista de Alhucemas, una bahía cuyo nombre era un imán para el General Silvestre, atracción que habría de acarrearle la muerte y la destrucción en horrorosas circunstancias de la práctica totalidad de las fuerzas bajo su mando.
El 11 de Marzo, el General Silvestre se traslada a Madrid para exponer al Gobierno sus planes. Consistían en el aislamiento la cabila de Beni Urriaguel. Para ello se marcharía por el llano de Metalza hacia Tafersit, se reducirá la cabila de Beni Ulixek, aislando a la de Beni Said, obligándola a la rendición.
En una segunda fase se trataría de ocupar la margen derecha del río Nekor para pasar seguidamente a la playa de Alhucenas.
La correspondencia e instrucciones cursadas para la aprobación y puesta en práctica del plan entre el Alto Comisario el Ministro del Estado, y el General Silvestre reflejaban optimismo y una cierta cautela, ante la extensión de las operaciones.
El Gobierno, confiaba plenamente en la resolución y arrojo del General Silvestre que obtenía así la dirección estratégica de una campaña que nacía con una descoordinación entre ambas zonas del Protectorado cuando menos peligrosa.
Asimismo era notable la falta de una conducción estratégica única para todo el Teatro de la guerra, cada zona actuaba independientemente y sin recibir desde el Ministerio de la guerra las necesarias directrices. El General Silvestre parecía el hombre adecuado para poner fin a una guerra impopular y políticamente muy costosa, y en el se depositó una enorme confianza dándosele gran libertad de acción.
Poco a poco el frente fue extendiéndose, produciéndose un alargamiento muy peligroso de las vías de comunicaciones sin consolidar éstas, se ocupó lentamente y sin grandes bajas; Dar Drius, el 15 de Mayo, y Tafersit a finales de Agosto.
Ya en el año 1921, se desembarca el 12 de Enero en Sidi el Hasain, estableciéndose la posición de Afrau, participa en dicha acción el cañonero Lauria, a bordo del cual iba el Comandante General dirigiendo la operación.
El 15 de Enero se ocupa el punto que habría de dar nombre a todos los sucesos posteriores Annual.
Nada parecía detener al general, algunos de sus subordinados comenzaban a inquietarse, eran visibles ya las manifiestas muestras de hostilidad de los rifeños, la inmensa superficie ocupada sólo era cubierta por posiciones aisladas, alejadas entre si, no existían carreteras, la logística era un auténtico desastre, pero las prudentes advertencias de algunos, nada cambiaron.
El 12 de Marzo se conquistó Sidri-Dris en la desembocadura del río Amekran. En aquella primavera del año 1921, comienzan a llegar noticias sobre el trabajo que un hombre oscuro y meticuloso llevaba a cabo entre la cabila más reacia a la sumisión: Beni Urriaguel, cerca de Axdir, su padre curiosamente era un pensionista del Gobierno Español, es decir un notable cuya amistad y ayuda nos granjeábamos por dinero. Su hermano estudió, ingeniero de minas en Madrid y el marchó a Fez donde se graduó en derecho musulmán. En 1909 aparece en Melilla, siendo apreciado por los españoles, ocupaba el puesto de juez, en cuestiones procesales para indígenas, más tarde llegó a ser Kadí Kodát (juez de jueces) cargo supremo en dicha jurisdicción. Llegó a ser redactor fijo del Telegrama del Rif, compartiendo ambos trabajos con clases de árabe y sus trabajos en la oficina de asuntos indígenas. Partidario de la causa alemana, en la primera guerra mundial, a petición de los franceses, fue encarcelado en el fuerte de Rostrogordo. Intentó la fuga rompiéndose una pierna y su negativa a ser curado, le produjo una leve cojera de por vida. Estos hechos alimentaron el odio hacia los españoles. En 1919 abandona Melilla y combinando hábilmente su gran preparación con la eliminación de otros cabecillas se convierte en jefe absoluto de la harca rifeña, extendiendo lentamente la insurrección a otros cabilas.
Desde Annual sale el 1 de Junio, una columna para conquistar el Monte Abarrán. Al igual que muchas otras posiciones, se ocupó a petición de algunos jefes rifeños supuestamente leales, temerosos de las represalias de los cabilas aún no sometidas. Esta sumisión de la táctica a la política local tendría después nefastas consecuencias. En Abarrán quedaron una compañía de Regulares, una cía de policía, una batería de Montaña y una estación óptica.
A las trece horas del mismo día era atacada la posición y ocupada por el enemigo, la deserción en masa de las tropas indígenas ocasionó este desgraciado hecho que provocó sorpresa en la opinión pública y gran irritación al General Silvestre. El Capitán Salafranca y el Teniente Flomesta, fueron condecorados a título póstumo con la Cruz Laureada de San Fernando, por la heroica defensa de Abarrán.
El General Berenguer en su libro "Campañas del Rif y Yebala" 1921-1922 (pág 34) dice: "lo de Abarrán fue una sorpresa, un exceso de confianza, pero no indicio de lo ocurrido después, que dependió más que del enemigo, de errores locales, de táctica de apreciación cometidos por el Mando".
El enemigo empezó a pensar que había llegado su hora, la hora de demostrar el viejo lema de que toda operación tácticamente deseable debe ser logísticamente posible. Nuestras grandes debilidades eran claro está, fundamentalmente logísticas, tanto de personal como de material. La tropa española, carecía de instrucción y su moral era muy baja.
La impopularidad que provocaban las bajas sufridas en la guerra de Africa, hacia que nuestros soldados se mantuviesen apartados del frente, el peso de la lucha recaía sobre las tropas indígenas; regulares y policiía. La extracción social de los soldados era muy baja, un sistema de reclutamiento injusto y clasista permitía comprar con dinero las denominadas cuotas que permitían elegir destino y no ir destinado a Marruecos. Los soldados carecían de instrucción, algunos no habían disparado apenas, y su frágil moral disminuía con la fragmentación de las unidades y el terrible calor.
La situación del material era igual de mala, o incluso peor, apenas había camiones, en toda la Comandancia de Melilla existían tres ambulancias, el armamento era anticuado y en pésimo estado, no se disponía de aljibes, todo el peso del transporte recaía en animales. Todos estos graves defectos sólo brevemente apuntados, unidos a un terreno muy abrupto, sin carreteras ni caminos, combinados con un enemigo duro y correoso, acostumbrado al clima y motivado por un carácter aguerrido y la promesa del botín y la venganza, se combinaron para destrozar literalmente a las tropas españolas.
El siguiente acto de la tragedia comienza el 2 de Junio, con el ataque a Sidi Dris, en donde sus defensores al mando del Comandante Benitez resisten heróicamente un ataque de 26 horas. La dotación del cañonero Laya cooperó a esta defensa, desembarcando para reforzar la posición el Alférez de Navío Pérez Guzman, con un suboficial artillero y catorce marineros con dos ametralladoras.
El revés sufrido ante Sidi-Dris hizo a los rifeños más prudentes. El 7 de Junio se ocupa Igueriben. Esta posición presentaba un gran inconveniente: la falta de agua. Su debilidad táctica se acentuó con un error grave, no se ocupó una loma próxima que le dominaba, la loma de Sidi Dorahin o de los árboles. Aunque dominada por el fuego de la Artillería, excusa dada para no ocuparla, se trataba de un punto crítico, si los rifeños se establecían allí dominarían Igueriben, hostilizando la ayuda entre Annual y esta posición y amenazando la propia posición principal de las tropas españolas en Annual.
El 17 de Julio comenzó la ofensiva de Abd el Krim, con fuerte presión sobre Igueriben, utilizando los cañones capturados en Abarrán. El mismo 17 todavía llega un convoy a Igueriben, destacándose en la protección del mismo el Capitán de Caballería Cebollino Von Lindeman, obteniendo la Cruz Laureada de San Fernando.
Sorprendentemente el General Sivestre, aún, no era consciente del peligro extremo a que se enfrentaba. El 18 en telegrama al Alto Comisario solicita autorización para castigar duramente las intentonas de la harca.
El 18 aumentó la presión enemiga, el 19 la columna de socorro con la imprescindible ayuda es rechazada. Igueriben queda aislada, las tentativas posteriores fracasarán igualmente.
El día 21 sucumbe Igueriben, resultando muertos o desaparecidos todos los oficiales, excepto uno, que herido fue hecho prisionero y liberado 18 meses después, y 211 de Tropa de un total de 247. El Comandante Benitez por su destacadísima y singular actuación fue condecorado a título póstumo con la cruz laureada de San Fernando.
El General Silvestre fue testigo presencial de la caída de Igueriben desde el parapeto de Annual, a donde había llegado en la mañana del 21 de Julio. El nerviosismo iba en aumento, se realizaron urgentes peticiones para que la Escuadra bombardease posiciones enemigas en la costa y para que se enviasen refuerzos. Pronto se descubrió con horror que no había posibles refuerzos, el General Silvestre había adelantado todas sus fuerzas, imprudencia cuyas consecuencias resultarían trágicas muy pronto.
Desde el alba del día 22 Annual comienza a ser hostilizado. Se celebran dos consejos de guerra para decidir ante el dilema; resistir en Annual o evacuar la posición.
Aunque inicialmente se decidió resistir, al final se decidió la evacuación. Una retirada bajo presión, es posiblemente la más difícil maniobra táctica, y requiere una enorme disciplina, sacrificio, serenidad y un mando firme y decidido.
La evacuación comenzó en un impresionante desorden, el pánico se apoderó de la tropa y dió lugar a una huida generalizada.
Dicha evacuación según se cita en el expediente gubernativo que en calidad de juez elaboró el General Picaso sobre los sucesos ocurridos en la Comandancia General de Melilla en Julio de 1921: no obedecía al método de reglas elementales de toda retirada.
La ausencia de órdenes llevó al pánico, el pánico a la huida, y ésta al exterminio. Pocas unidades conservarán la cohesión, entre todas merece destacarse el heróico arrojo y valentía del Regimiento de Alcántara, cargando una y otra vez para defender la columna, resultando aniquilado dicho Regimiento, a su mando un hombre ejemplar, el Teniente Coronel de Caballería Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, que obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando por esta acción.
En Dar Drius se recogieron los restos desbaratados de Annual y otras posiciones que se sumaban a la columna, allí terminó el General Navarro segundo protagonista de esta tragedia. Poco se sabe de la muerte del General Fernández Silvestre, permaneció en Annual deambulando en medio del caos, donde murió, hecho confirmado por su propio hijo, teniente de la policía indígena al General Navarro. De Dar-Drius a Batel y de aquí a Monte Arruit la retirada continuó, en medio de una espantosa carnicería. Las noticias del desastre, llevaron a la insurrección general a los cabilas existentes entre Annual y Monte Arruit.
El 29 de Julio llega la columna a Monte Arruit, un total de 3.017 hombres, quedando inmediatamente sitiado por numerosas fuerzas rifeñas. Por su destacada actuación en dicha retirada se concedió la laureada de San Fernando a título póstumo al Capitán de Ingenieros Felix Arenas Gaspas.
El día 30 es herido el abnegado Teniente Coronel Primo de Rivera, que murió cinco días más tarde.
El 9 de Agosto extenuada la fuerza y tras una heróica resistencia, tras ser autorizado por el Alto Mando, capituló Monte Arruit. Ignorando lo pactado, los rifeños asesinaron, sistemática y salvajemente a todos los defensores, salvo el General Navarro y algunos oficiales.
Cuando meses más tarde fue liberado de nuevo Monte Arruit se procedió según telegrama del General Cabanellas al enterramiento de 2.604 cadáveres.
Todas las posiciones restantes sucumbieron, aunque la mayoría con fuerte resistencia. Se intentó salvar a las guarniciones de Sidi-Dris y Afrau por mar.
En Sidi-Dris encontró heróica muerte el Alférez de Navío Lazaga. Ambas posiciones cayeron, algunos hombres consiguieron llegar a los botes que enviaron el crucero Princesa de Asturias, y los cañoneros Lauria y Laya. El Comandante Velázquez en Sidi-Dris y el soldado Mariano García Martín en Afrau, recibieron a título póstumo la Cruz Laureada de San Fernando. También se inició el juicio contradictorio para la concesión de la máxima condecoración al citado Alférez de Navío Lazaga.
Cayó Nadar, cayó Zeluan, todo el campo exterior quedó a merced del enemigo, numerosos actos de heroísmo quedaron desconocidos, otros recibieron su justa recompensa, dos nuevas Laureadas se otorgaron en estos hechos, Capitán de Infantería Enrique Amador Arias y un soldado de la Aviación Militar Francisco
Martínez Puche, ambas a título póstumo.
Melilla quedó indefensa, se salvó trayendo refuerzos de Ceuta.
La magnitud del Desastre, conmocionó a toda España. La opinión pública quedó consternada y el Gobierno hundido. ¿Cómo pudo pasar?. No resulta sencillo de explicar, pero sin duda la clave fue el derrumbe moral. Las grandes batallas de la historia militar, que acabaron en grandes matanzas, hasta la aparición de las armas de destrucción masiva siempre han sido fruto del colapso moral, del pánico y de la huída. Annual permanecerá siempre en nuestra historia militar como el símbolo hiriente de todos nuestros males: la falta de previsión, la falta de organización, la falta de liderazgo, y una arrogancia temeraria, ocasionarán la quiebra moral de nuestras fuerzas. En definitiva, un episodio triste, pero que jamás debemos olvidar, ya que: "aquellos que olvidan la historia están condenados a repetirla
1 comentario:
creo que los hechos ocurridos en annual no son ni valorados ni recordados en estos tiempos y seria bueno recordar y hacer saber a españa las barbarie que los moros hicieron con nuestros soldados ya rendidos y con las condiciones aceptadas por los moros los cuales asesinaron a sangre fria y de la manera mas brutal a nuestros hombres .No mereceran nunca el honor ni el reconocomiento el ejercito marroqui puesto que en sus filas estan encuadrados los hijos y nietos de aquellos cafres ellos son el enemigo
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