la vuelta de la esquina,cuando diciembre deje tañir sus últimas campanadas despiéndose del año ya caduco y comience el nuevo año, volverá a reverderecer el olivo de mi bordón, el que coloqué al salir de Tui al comienzo del camino Portugués del año anterior.A la vuelta de la esquina, cuando el año nuevo sea vida nueva, volverá a marcar el ritmo seco pero firme del peregrino que busca incesantemente su paz y su sosiego.
Los caminos tortuosos, las sendas amorfas, las conchas, las flechas amarillas, indicarán que la vida es el propio camino, que las etapas se acaban y que es el momento de dar un nuevo sentido a la misma, que lo anterior fue válido porque forma parte de la propia existencia del ser humano, los recuerdos, el enriquecimiento de la anterior etapa, es acumulativo, pero hay que prepararse para la próxima, es la vida, es el camino,es el sufrimiento, es el gozo.Es la confirmación de que todos los pasos no fueron inestables,que levantamos la cabeza y vemos el horizonte con senderos verdes, bajo catedrales de árboles que nos hacen parecer pequeños, pero que nos proporciona la frescura de la senda, de la espereanza, de los nuevos retos y de la lucha continua de la supervivencia emocional y sentimental.
Nuevas risas, gestos, situaciones, anécdotas, formarán el compendio de un nuevo camino,el dossier de almas errantes que buscan su reafirmación durante el periodo de soledad y reflexión.
Todos los caminos llevan a Santiago, todos son diferentes y todos hacemos nuestro propio camino, el camino Sanabrés es uno más, pero al final la plaza del Obradoiro, se llenará de nuevo de esa magia acumulada de tantas personas que depositan su esperanzas allí, con la sonrisa y el deseo, de haber completado un reto y por supuesto con la sensación de tener la mochila llena de buenas sensaciones, de aire renovado, de fuerzas telúricas que unidas a los deseos de luchar, emprenderan el regreso con energías positivas.
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