urante mucho tiempo la gestión administrativa de los hospitales navales se había enconmendado a personas físicas, a modo de contrata, que se encargaban de suministrar a dichos hospitales todo lo preciso para du funcionamiento, tanto en el aspecto sanitario,incluido el personal, como en el dietético. Así estaban las cosas en el Cádiz de hasta el año 1865, en que.,a propuesta de su intendente se decidió llevarlo por gestión directa.Los beneficios económicos que se esperaban eran importantes, al igual que la asistencia a los enfermos.El cambio era radical y afectó naturalmente en la alimentación del personal ingresado, sobre todo por la sustitución del plan de alimentos, y muy especialmente tras la sustitución de la llamada "ración completa" por otra más acorde, conocida como "ración de puchero" que ya estaba vigentte en los hospitales del Ejército.
La ración de puchero constaba de carne limpia, sin huesos ni tendones(ocho onzas), de huesos y tendones (una onza), de garbanzos (dos onzas); de arroz una onza y media de patatas(seis onzas); de tocino(una onza), y de pan blanco(veinte onzas).Se especificaba que "estos alimentos se distibuían en tres comidas, para desayuno, comida y cena;el desayuno constaba de una sopa de ajos;la comida erea otra sopa de arroz, pan o fideos y un cocido a base de carne,tocino,garbanzos y patatas", la cena era nuevamente una sopa y un guisado o asado de carne y patatas.
Advertía que "el hueso y los tendones no se servían a los enfermos, por estar en la olla para mejorar la calidad del caldo y cocido", y distinguía cuando la carne empleada era de vaca o de carnero, sugiriendo que "la carne sobrante después de cocida no tiene otra aplicación que la de ser entregada a los establecimientos de Beneficiencia".Todo un ejemplo de dieta mediterránea que ni el malogrado bioquímico español Grande Cobián habría mejorado.
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