lgunas hambrunas no han tenido origen en las fuerzas naturales, sino en la ambición desproporcionada de ciertos dirigentes. Impulsado por sus ideas genocidas y su afán de conquista global, Hitler causó la muerte por inanición a millones de personas en el gueto de Varsovia, en la Grecia ocupada o durante el largo bloqueo de Leningrado. Sin olvidar, desde luego, los campos de concentración. Otro tanto ocurrió con los regímenes totalitanos de signo comunista. Millones de personas murieron de hambre como consecuencia del Gran Salto Adelante ordenado por Mao entre 1958 y 1961 o durante el sangriento régimen de los jemeres rojos liderado por Pol Pot en Camboya de 1975 a 1979. Ambos mandatarios comunistas se inspiraron en cierto modo en Stalin, un gobernante que les precedió en la obsesión por reformar la sociedad sin tener en cuenta su coste en vidas humanas.
sábado, enero 05, 2008
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