octores tiene la iglesia en todos y cada uno de los temas que en la sociedad actual desatan cierta crispación, sobre todo cuando la utilización de aspectos tan importantes como la educación, la sanidad, el terrorismo, la vivienda, me llevan a sentirme realmente desorientado durante una legislación y otra.
El cartel de derribo, se coloca en la fachada del sentido común esperando que la escavadora deje caer sus uñas afiladas sobre estos temas que creíamos intocables como pilares de una sociedad que los necesita para avanzar en el camino de la prosperidad.
La educación debe ser abordada como algo fundamental en el futuro próspero de un país, no es de recibo que el gobierno, se inmiscuya hasta extremos delirantes la clase de preparación que deben recibir el alumnado, dejando a un lado a los padres sin poder elegir libremente la opción que mejor consideran para sus hijos..
El gobierno no es el tío SAM, los ciudadanos de este país son lo suficientemente adultos y son los padres los que deben decidir que educación desean recibir sus pupilos, caen en una intromisión ilegítima, aunque tenga todos los visos de legalidad.
Si nos adentramos en la olimpiada de los despropósitos con respecto a la educación y nos detenemos a examinar los programas educativos actuales, observaremos que la historia, las humanidades en general, brillan por su ausencia, aunque si lo meditamos profundamente, ¿para que quiere un estudiante español, saber donde está Cataluña o el país vasco, si de antemano sabe que su aspiración laboral en un futuro, se estrellará como mínimo antes de llegar al Ebro?, al contrario que pasaría con un catalán o vasco en el resto de España, es decir nos convertiríamos en Moisés, abriendo las aguas para darles paso a que se pudieran ubicar con toda libertad en cualquier lugar de la piel de toro.
El Ebro lingüístico, frontera natural ante aquellos osados castellanos, hace que, sus aguas sean de lo más turbulentas e infranqueables ante algún tipo de pretensión “castellanizante”, han creado un monstruo que impide incluso que actúe de oficio el Fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, cuya misión, creo, es defender los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, y en estos casos, tanto alumnos como padres, quedan desamparados ante la maraña con visos de legalidad que dilapida estos derechos fundamentales, ni tan siquiera, en las hojas de preinscripción para cursar estudios, contempla la casilla para elegir la lengua en que desean que sus hijos reciban sus clases, y lo más curioso, como anécdota, diré que tan discriminatoria idea, proviene de un presunto andaluz.
El cartel de derribo, se coloca en la fachada del sentido común esperando que la escavadora deje caer sus uñas afiladas sobre estos temas que creíamos intocables como pilares de una sociedad que los necesita para avanzar en el camino de la prosperidad.
La educación debe ser abordada como algo fundamental en el futuro próspero de un país, no es de recibo que el gobierno, se inmiscuya hasta extremos delirantes la clase de preparación que deben recibir el alumnado, dejando a un lado a los padres sin poder elegir libremente la opción que mejor consideran para sus hijos..
El gobierno no es el tío SAM, los ciudadanos de este país son lo suficientemente adultos y son los padres los que deben decidir que educación desean recibir sus pupilos, caen en una intromisión ilegítima, aunque tenga todos los visos de legalidad.
Si nos adentramos en la olimpiada de los despropósitos con respecto a la educación y nos detenemos a examinar los programas educativos actuales, observaremos que la historia, las humanidades en general, brillan por su ausencia, aunque si lo meditamos profundamente, ¿para que quiere un estudiante español, saber donde está Cataluña o el país vasco, si de antemano sabe que su aspiración laboral en un futuro, se estrellará como mínimo antes de llegar al Ebro?, al contrario que pasaría con un catalán o vasco en el resto de España, es decir nos convertiríamos en Moisés, abriendo las aguas para darles paso a que se pudieran ubicar con toda libertad en cualquier lugar de la piel de toro.
El Ebro lingüístico, frontera natural ante aquellos osados castellanos, hace que, sus aguas sean de lo más turbulentas e infranqueables ante algún tipo de pretensión “castellanizante”, han creado un monstruo que impide incluso que actúe de oficio el Fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, cuya misión, creo, es defender los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, y en estos casos, tanto alumnos como padres, quedan desamparados ante la maraña con visos de legalidad que dilapida estos derechos fundamentales, ni tan siquiera, en las hojas de preinscripción para cursar estudios, contempla la casilla para elegir la lengua en que desean que sus hijos reciban sus clases, y lo más curioso, como anécdota, diré que tan discriminatoria idea, proviene de un presunto andaluz.
NELSON
2 comentarios:
Verás Nelson,los padres tienen el derecho a elegir el colegio para que se formen sus hijos, no tienes más que irte a un colegio privado, lo pagas y punto. Lo que no es de recibo es que los padres se quieran aprovechar de los colegios concertados, que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos.
Lo lógico es que el dinero que el estado invierte en los concertados lo invirtiera en los públicos y el que quiera escoger colegio que lo haga, pero que lo pague.
Con respeto alos catalanes y los vascos, debido a que en las escuelas no se promociona el bilingüismo,no podrán salir en breve, ni de Euskadi, ni de Cataluña, porque no se entenderán con el resto de los españoles, o sea que por ese lado, tranquilo.
Y para finalizar te diré que es mas fácil gobernar porque se manipula mejor a unos analfabetos que a gente culta.Demos gracias a Dios porque tuvimos la suerte de formarnos en una época en la que nos cultivaron nuestros profesores al mas alto nivel.Desde aquí,mi gratitud a todos aquellos maestros que lo fueron de forma auténtica.
Saluditos.
Tienes razón, Enma.... y te hablo desde un colegio público. La idea de los "conciertos" ha ido en menoscabo de la calidad de la enseñanza pública, y no por la formación de los maestros, que en ese aspecto no hay nada que objetar, sino por la dotación de los Centros.
Saludos. Zinthia.
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