astilla, 1542 — La dieta media de los castellanos se cifra en unas 3 000 calorías por persona y día, naturalmente en épocas en que no hay escasez de alimentos y tomando como referencia círculos sociales acomodados, que no dependen para subsistir de las cosechas de cereales. Este importante aporte energético proviene de una dieta abundante en carnes, sobre todo de cerdo, en cereales y en vino. Estos dos últimos constituyen en muchas ocasiones la base de la alimentación de los campesinos, que gracias a su aporte calórico pueden sobrellevar las cotidianas faenas agrícolas. A pesar de lo elevado de la aportación calórica, la dieta alimenticia no es, ni mucho menos, equilibrada, ya que se basa en una serie corta de alimentos, tomados en demasía en las épocas de abundancia. La poca variedad en el tipo de alimentos, se produce tanto en las clases altas como en las bajas, aunque en estas últimas su desequilibrío es mucho más patente. Existe una gran variedad en la dieta y en el aporte calórico entre las diferentes regiones españolas. En tierras mediterráneas, por ejemplo, se encuentra una alimentación más rica y equilibrada. Un factor determinante para ello es la mayor facilidad para comerciar con otras zonas y conseguir alimentos, sobre todo en épocas de penuria.
lunes, abril 02, 2007
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1 comentario:
Sí, amigo Nelson, dieta excesivamente rica en calorías, pero dieta “obligada” por las circunstancias.... así que carnes, cereales y vino.... Y, al igual que ahora, la mediterránea era la más equilibrada..... sigamos con ella, pues... Aprovechemos uno de los tesoros de que disponemos por vivir a orillas del Mediterráneo
Con respecto a la carne, se cuenta que en Galicia, había dos monasterios. Uno estaba junto al mar, y otro hacia el interior. Los monjes de la costa, durante las abstinencias, se deleitaban con ricos pescados, mientras que los otros sólo disponían de verduras. En cierta ocasión, éstos preguntaron al Arzobispo de Santiago, qué podían comer durante las abstinencias. El Arzobispo respondió que “todo lo que saliera del agua”, así que se dedicaron a meter en el río aves y cerdos, consumiéndolos luego con verdadero placer, y las conciencias muy tranquilas.
Saludos. Zinthia.
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