
Durante el siglo XIV, la lana castellana sustituyó a la inglesa en el mercado de Flandes, convirtiéndose en su principal proveedora y los tejidos flamencos, confeccionados con lana castellana coparon el mercado de la Hansa. A principios de ese siglo, también los barcos catalanes se abrieron al mar del Norte y llevaron hasta Brujas metales, lanas y especias. A lo largo del siglo XV, la presencia de Castilla en los mercados atlánticos fue cada vez más fuerte, tanto que, en 1419, la flota castellana derrotó a los germanos en La Rochela, y pocos años después, en 1443, la Hansa aceptó que los buques castellanos monopolizasen el transporte de mercancías en esa zona del Atlántico.
A mediados del siglo XV los buques hanseáticos llegaban a Ceuta cargados de cereales y armadores vascos transportaban trigo desde Middelburgo a Génova. Por esa época, una sociedad de Ravensburgo estaba asentada en Valencia, desde donde exportaba al Báltico fruta, azúcar, miel, cera y arroz... Posteriormente, el descubrimiento de América y de la ruta del Cabo de Buena Esperanza serían dos de los factores que aceleraron el proceso de decadencia de la Hansa.
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