

TAMBIÉN ISABEL DE Castilla se dio cuenta de que el marino cántabro era de fiar. Por ello le envió a Lisboa para espiar a los portugueses y aprender de sus navegaciones. Cuando los reyes suspendieron el monopolio
americano de Colón y comenzaron a otorgar las primeras capitulaciones, Juan de la Cosa figuró en la primera de todas, la concedida a Ojeda en 1499. Fue en esta travesía en la que levantó mapas y trazó distancias para completar su carta. También viajaba con ellos Americo Vespucio, quien a su vuelta publicó unos escritos con las peripecias de la expedición. Aquellas cartas tuvieron mucho eco en Europa y el cosmógrafo Waldseemüller decidió dar el nombre de su autor a la Terra Incognita que los esforzados navegantes habían hallado entre Europa y Asia. La Carta de Juan de la Cosa recogía todo lo descubierto hasta entonces, tanto por españoles y portugueses como por el italiano Caboto al servicio de Inglaterra. En la pieza, hecha con dos pieles de vaca cosidas entre sí e iluminada con oros y dibujos preciosos, aparecen Europa y África con formas muy parecidas a las reales. Las tierras de Asia y el Extremo Oriente siguen fieles a la tradición medieval y a la izquierda aparece claro y rotundo el perfil de América, desde Terranova hasta Brasil. Era el Padrón de Indias, el primer mapa del Nuevo Mundo.
Ignacio Merino
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